El 3 de junio, el Colegio Miguel Cortés del Castillo celebró sus 48 años de vida institucional.
¡Como pasa el tiempo!
Hace 48 años, un día como hoy, se inauguró oficialmente, en el estadio Miguel Grau, el Colegio Nacional Mixto Miguel Cortés del Castillo, hoy institución educativa Alma Máter de la vieja Tacalá.
El tiempo pasa inexorablemente y cada año el colegio se hace más viejo a tal punto que dentro de setecientos días llegaremos al medio siglo de vida, a los cincuenta años, pero llenos de energía para seguir brindando educación de calidad, como es la meta de quienes somos los facilitadores de la enseñanza..
Los hombres van pasando uno tras otro, pero las instituciones quedan como el Miguel Cortés del Castillo, que una mañana del uno de abril de 1961 abrió las puertas del Coloso de Miraflores para cobijar a los primeros 129 alumnos, ávidos de saber.
Hoy, aquellos niños de ayer, son hombres de bien y mujeres de valía que no olvidan su paso por el plantel que les dio todo sin pedir nada, pero que no perdonó indisciplina alguna. El castigo llegaba de inmediata.
Ustedes: padres y madres de familia de base cinco, recuerdan como nosotros, el ir y ven ir diario al plantel donde recibimos nuestra instrucción primaria o secundaria. Estudiábamos mañana y tarde, de lunes a viernes y hasta los sábados en la mañana había que ir al colegio.
Eran otros tiempos. El alumno no llegaba tarde, imperaba la disciplina, porque de lo contrario el látigo y la palmeta entraban a tallar. Los educandos respetaban a sus profesores, a quienes veneraban y los padres de familia apoyaban la decisión del maestro.
¡Cuántas veces la palmeta entumeció nuestras manos! y cuántas más el látigo puso orden en el aula. Nadie se quejaba. Nos mordíamos la lengua cuando estos “auxiliares” de los profesores, actuaban con alevosía y ventaja.
Pero los tiempos han cambiados...
El Miguel Cortés dejo para siempre el estadio Miguel Grau y se asentó en Campo Polo, mudo testigo de los diarios avatares de la familia cortesina que se empeña, cada día, en ser mejor.
El tiempo siguió su marcha y mi querido colegio, aquí me formé, empezó a transformarse en una nueva mole, hoy remecida por el transcurrir de los años y los ayes de dolor de los alumnos de los años 60 y 70 que soportaron estoicamente el látigo y la palmeta.
Hoy es todo distinto. Ya no están los profesores de ayer. Tampoco el látigo y la palmeta. Cuelgan, seguramente, en algún rincón de la casa de un viejo maestro, como recuerdo de lo que fue la educación de antaño.
Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y es por eso que toda la familia debe reflexionar esta mañana para hacer un balance de su presencia en el plantel, ya sea como alumno, padre de familia o profesor.
Urge un “mea culpa” de todos nosotros, para juntos enrumbar y llegar a buen puerto. Es hora de tomar decisiones y adoptar cambios profundos para convertir, de verdad, al Miguel Cortés en el plantel de sus albores, llenos de gloria.
Lejanos están los días en que llegamos a estos terrenos de propiedad de la Comunidad de Indígenas de Castilla para levantar el primer colegio nacional mixto del departamento de Piura. Corría el año 1963.
Quienes pusieron la primera piedra de este casi cincuentenario colegio podrán dormir tranquilos, mientras vean que su obra sigue el camino que trazaron: brindar educación de buena calidad con el apoyo de padres de familia.
Y para que esta tarea continué con dedicación y esmero urge que todos los cortesinos pongamos el hombro. Que marchemos con paso de desfile y decididos a lograr el triunfo final. Es decir: hacer de nuestros alumnos, hacer de nuestros hijos, lo mejor de lo mejor.
Para lograr aquello no es n
ecesario inventar nuevas fórmulas educativas. Hay que mirar juntos el ayer para que con la ayuda de la ciencia de hoy, completar una verdadera reingeniería que nos coloque en la vanguardia de la educación castellana.
Señores, señoras:
Estamos ad portas de las bodas de oro de la Institución Educativa Miguel Cortés del Castillo. Todos necesitamos de todos y por eso, querido padre de familia, no dejes solo a tu hijo. El necesita de ti a la hora de estudiar. Aprende con él y vuelca en él tu sabiduría.
No es hora de regaños. Tampoco de reprimendas. Es hora del cambio total, amigos. El Miguel Cortés será siempre el héroe de toda la vida, si maestros, alumnos y padres de familia estrechamos nuestra mano franca y empujamos el carro en la misma dirección. No hay otro camino para alcanzar una verdadera educación de calidad... Palabra de maestro.
Piura, junio del 2009